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Para que el magisterio vuelva a sus mejores tiempos, necesita que las bases se revelen contra el gobierno y la dirigencia. |
Por Carlos A. Lanza
Levantarse y andar
después de un duro golpe no es fácil pero no levantarse es morir, es alimentar
permanentemente la derrota y la deshonra. La idea de renunciar al CAP ha generado
una reacción positiva en el magisterio nacional pero nosotros, más que una
reacción, necesitamos volver a la vida como lo que fuimos: uno de los gremios más organizado, combativo y admirado
en América Latina.
Las reacciones son
momentáneas y pronto vuelven hacia un estado de silencio y quietud, en cambio,
vivir, luchar, pensar, organizar son condiciones que rebelan vitalidad y
necesidad de transformar la adversidad en esperanza.
Cuando la dirigencia no quiere luchar, la base tiene todo
el derecho a rebasarla
Creemos que la
transformación concientizadora del magisterio sólo puede construirse desde la
base; la dirigencia fracasó y con ella es imposible construir la resistencia
magisterial en esta coyuntura, la actual conducción de la FOMH no tienen ninguna
incidencia ni respeto en la vanguardia ni en la base. Cuando hemos ido a
conversar con los compañeros y compañeras, nos han dicho que no salen a luchar
porque no creen en la dirigencia, pero ese argumento hasta ahora sólo le ha
servido al régimen y a Escoto; no creer en la dirigencia se ha convertido en un
argumento más de la derrota; el problema es cómo convertimos la desconfianza en
confianza para que esta vez nuestra actitud crítica hacia la dirigencia se
convierta en una salida vital y contundente contra el gobierno; creemos que la
respuesta está en que la base adquiera vida propia, que la base se organice en
cada escuela, instituto, región o municipio. Necesitamos que el descontento se
transforme en estrategia, necesitamos revertir lo negativo en positivo,
necesitamos que la base inicie una nueva experiencia con sus propios recursos y
su propia inteligencia; hasta ahora hemos creído que la inteligencia es un
atributo único de aquellos que dirigen desde arriba pero la realidad ha
evidenciado, salvo raras excepciones, torpeza, negligencia e incompetencia.
¡Que la base escuche a la base!
En la base hay
compañeros y compañeras geniales, que tienen ideas extraordinarias pero que
históricamente han sido marginados, es el momento de que la base escuche a
estos compañeros y construya con ellos la resistencia magisterial bajo nuevos
paradigmas, uno de los paradigmas esenciales es que no se puede luchar por
nuestros derechos sin olvidar que somos educadores, esto significa que toda
reivindicación laboral debe hacerse vinculando nuestras exigencias con una
práctica educativa sustancial, coherente, propositiva y enmarcada en la defensa
de la escuela pública.
La dirigencia intermedia también es culpable
La dirigencia
intermedia de la FOMH, tiene una gran responsabilidad en todo lo que está
pasando, unas veces porque ha sido cómplice de la negligencia que como veneno
viene desde arriba y otras, porque abiertamente se han acomodado al discurso de
los directores departamentales, municipales y distritales; estamos obligados a
decir que no todos y todas han sido así pero la estructura general de la
conducción intermedia de la FOMH esta corroída por el miedo y la comodidad de
no hacer nada. La base debería deshacerse de todo aquel dirigente que no le
sirva a sus intereses. Aquí nos estamos jugando la vida de nuestras
organizaciones, aquí nos estamos jugando la salud, la comida y el futuro de
nuestros hijos e hijas. Si la dirigencia
es un freno para luchar entonces lo que queda es auto-convocarnos para luchar.
Por un Consejo Consultivo de la FOMH convocado desde las bases
La auto-convocatoria,
significa romper con esta dirigencia para organizar desde la base la
resistencia al modelo neoliberal en educación; hemos propuesto en distintos
espacios la necesidad de que la dirigencia de la FOMH convoque a un Consejo
Consultivo Nacional ampliado para construir una estrategia de resistencia pero no
han querido realizarlo, llegó el momento que los mejores dirigentes de base,
sean o no directivos de filiales o seccionales, nos reunamos por nuestra
cuenta, sin más viáticos que nuestro propio pasaje y nuestra propia “burrita”
para discutir cómo levantamos al magisterio. Urge una rebelión desde las bases
que modifique la conciencia de un magisterio que esta ganado para la
indiferencia y el miedo, solo la base salva a la base.