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La alianza PAC-LIBRE-LIBERAL no es ninguna salida para la clase trabajadora hondureña |
Ha trascendido la
noticia de que la dirigencia del Partido LIBRE ha comenzado pláticas para
establecer una alianza con el Partido Liberal y con el PAC, supuestamente para
hacer una mayoría de “oposición” contra el Partido Nacional en el Congreso
Nacional. Incluso algunos de sus voceros hacen cálculos sobre una probable
alianza electoral entre LIBRE-Partido Liberal-PAC para las elecciones de 2017.
La noticia ha causado
controversia en las filas de la Resistencia, y no es para menos. La necesidad
de una oposición real es urgente para detener el brazo criminal del gobierno
que está dispuesto a matarnos de hambre y a dejarnos sin país. Una alianza entre
los que se oponen de verdad a los
dictados del régimen y no entre los que persiguen fines oportunistas, pues de
lo contrario la experiencia resultaría en un total fracaso.
“Opositores” que no se oponen al régimen
Las preguntas son
obligadas: ¿Desde cuándo el Partido Liberal ha sido un partido de “oposición”? ¿Qué
tipo de confianza puede dársele a un partido que junto al Partido Nacional fue
co-protagonista del Golpe de Estado de 2009 y ha avalado todos los ataques del
régimen contra el pueblo? ¿No fue ese partido el que rechazo la propuesta de
LIBRE de elegir una Junta Directiva del Congreso Nacional en manos de la
oposición y prefirió darle al Partido Nacional el control absoluto del poder
legislativo?
Y en cuanto al PAC ¿no
se plegó al cachurequismo para nombrar a Roberto Herrera Cáceres, un peón de
JOH, en el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos? ¿No fue la bancada del
PAC acusada por uno de sus mismos miembros de obedecer al “tilín tilín” a
cambio de apoyar las propuestas del gobierno?
Hasta el momento de
escribir estas líneas, el mismo Partido Liberal ha definido que su interés se
reduce a arrancar un porcentaje mayor del presupuesto para las municipalidades
liberales, que han sido excluidas por JOH; también demanda que se les tome en
cuenta en la asignación de algunas cuotas de poder, ya que todo indica que a su
aliado natural se le ha pasado la mano en favorecer únicamente a los
incondicionales de su grupo político en los negocios de COALIANZA y en los
cargos públicos. Sí eso es lo que mueve a la cúpula liberal, lo único que esta
pretende es hacer cierta presión política a su aliado estratégico para
arrancarle algunas migajas. ¡Y nada más!
Con estos
antecedentes ¿podemos decir que estamos frente a una alianza que podrían
revertir los duros golpes que el régimen cachureco-liberal ha dado al Pueblo en
todos estos años? Lamentablemente, la
respuesta es “NO”.
En el mejor de los
casos, los liberales y los del PAC podrán hacer mayoría de votos en el Congreso
pero necesitarán mucho más que eso para romper el férreo control que detenta el
gobernante, que cuenta con el control total de la directiva del poder
legislativo, además del respaldo de sus borregos en la Corte Suprema, el
Ministerio Público y el Comisionado de los Derechos Humanos, y una Policía
Militar dispuesta a repartir toletazos y balazos contra los que osen desafiar
su poder.
Para romper ese
control, el Partido Liberal y el PAC tendrían que comprometerse a jugar por
fuera del juego parlamentario, sacando sus bases a la calle y enfrentar la
represión, como en su momento lo hizo LIBRE cuando hizo una protesta en el
Palacio Legislativo y le dieron tremenda paliza. Pero ¿estarán dispuestos a
ello Mauricio Villeda y Salvador Nasralla?
Baste recordar que cuando la Policía Militar desalojó a las diputadas y
diputados de LIBRE, la bancada liberal aplaudió la represión a la bancada de
LIBRE ordenada por Mauricio Oliva, perro de garra de JOH en el Congreso, mientras que los del PAC se hicieron los
disimulados alegando que ellos no acostumbran hacer protestas “violentas”. ¿A
dónde se puede llegar con semejantes “aliados”?
Además, es obvio que
ni a Mauricio Villeda ni a Salvador Nasralla le interesan los problemas del
magisterio, de los campesinos del Aguán o de los trabajadores; no les interesa
hacer resistencia a las Ciudades Modelo, a la entrega de nuestros recursos
naturales a las transnacionales, etc. ¿Qué trabajador o explotado se sentiría
representado por un gobierno de estos dirigentes?
En pocas palabras, es
iluso, utópico o ingenuo creer que la cúpula liberal renunciará a su alianza
estratégica con su gemelo el Partido Nacional y que el PAC apoyará las demandas
históricas del movimiento obrero y popular. Lo más probable es que en cualquier
momento esos partidos “volverán al redil” conformándose con las migajas que le
arroje el gobernante JOH.
¿Y qué pasará con las
bases del FNRP-LIBRE que sí han dado muestras de batirse en las calles por sus
aspiraciones? Como se dice en el argot popular, quedarán “colgadas” y “con los
colochos hechos”. Por eso decimos que el pueblo y en particular la clase
trabajadora no tienen nada que ganar con una alianza de ese tipo.
Entonces ¿quiénes
llevan las de ganar? Los únicos que
pueden beneficiarse de esa alianza son precisamente la cúpula liberal y el
liderazgo de Salvador Nasralla. Recordemos que la cúpula liberal ha estado de
capa caída desde su mal resultado en las pasadas elecciones y que Nasralla
también ha sido cuestionado por sus deslices pro gobiernistas, además que
disputa a LIBRE el liderazgo del electorado opositor. Una alianza con estos
partidos solo revitalizará la imagen de ambos ante sus bases y ante el
electorado, y opacará al FNRP-LIBRE. Revitalizar al Partido Liberal es
fortalecer el poder bipartidista tradicional de la oligarquía, y fortalecer al
PAC es fortalecer a Nasralla como opción opositora.
La alianza que necesitamos
Aunque de manera
incipiente y aislada, la verdadera
resistencia a las medidas anti populares y entreguistas del gobierno de JOH no
se da en el Congreso sino en la movilización de algunos sectores populares.
Hoy día, organizaciones como el Sindicato de Trabajadores de la ENEE, los
médicos y enfermeras del IHSS, el sindicato de la DEI, los mineros de El
Corpus, los estudiantes universitarios, los campesinos del Aguán, los indígenas
de Río Blanco y San Francisco de Opalaca, los garífunas de Colón, las comunidades
ambientalistas de Atlántida, o las comunidades anti-mineras y anti-hidroeléctricas,
todas desarrollan heroicas luchas en condiciones desventajosas para revertir
los ataques del gobierno y las transnacionales.
Sin embargo, su
debilidad es el aislamiento y dispersión geográfica en que están, y no contar
con un planteamiento unificado ni con la solidaridad de sus hermanos y hermanas
de clase.
Los dirigentes del
FNRP-LIBRE en lugar de buscar una alianza con ese Partido Liberal, reciclándolo
como un partido de “oposición” y de fortalecer el liderazgo de Nasralla, debieran establecer una alianza con el
pueblo en lucha. Esa es la alianza que necesitamos y la que esperan quienes
enfrentan en los hechos al régimen ¿Cómo hacerla? Proponemos convocar a un gran Asamblea Nacional
a todos las organizaciones populares, para definir un Plan de Lucha Nacional,
que lleve a cabo movilizaciones, paros cívicos, incluso preparar una huelga
general, contra los ataques del gobierno. Esa alianza popular debe definir su
propio programa de demandas de forma unificada, tendentes a resolver los
problemas que le afectan.
Si miembros del
Partido Liberal y el PAC estuvieran dispuestos a sumarse a las acciones de
lucha que emprenda la Alianza Popular, es decir a la oposición real, serán
bienvenidos siempre que se subordinen al programa que el pueblo organizado
decida.