El día de hoy Honduras pierde a una
de sus baluartes revolucionarias y de izquierda, la compañera Magdalena
Morales, Secretaria General de la Central Nacional de Trabajadores del Campo
CNTC, de El Progreso, Yoro. Mujer de hierro.
Previo a su muerte, muchas veces con su enfermedad a cuestas, nuestra Magdalena de oro libró importantísimas luchas junto a sus hermanas y hermanos campesinos en defensa del derecho a la tierra, a la soberanía alimentaria y por una reforma agraria integral que le diera tierra a los campesinos, y especialmente a las mujeres del campo.
Previo a su muerte, muchas veces con su enfermedad a cuestas, nuestra Magdalena de oro libró importantísimas luchas junto a sus hermanas y hermanos campesinos en defensa del derecho a la tierra, a la soberanía alimentaria y por una reforma agraria integral que le diera tierra a los campesinos, y especialmente a las mujeres del campo.
Su vida y lucha representaba un
enorme freno para los planes de las transnacionales de hacerse con el control
de la tierra que le pertenece al pueblo. Por eso el régimen cachureco la
encarceló injustamente, fue detenida y criminalizada por AZUNOSA por defender
la vida.
Simpatizante de nuestro humilde
partido. Encabezó en el proceso electoral anterior la Candidatura Independiente
Campesina y Popular a diputación por el departamento de Yoro, candidatura que
estuvo desde su inicio al servicio de fortalecer las luchas que la compañera
Magdalena venía librando. Este fue el motivo por el cual el régimen rechazó su
inscripción, pese a cumplir con todos los requisitos necesarios. Ella compartía
planilla junto a Juan Romero, hermano del también dirigente campesino de la
CNTC y militante del PST, Edickson Lemus, asesinado hace más de 10 años por los
mismos terratenientes contra los que Magdalena dedicó a combatir durante toda
su vida.
A Magdalena el cáncer no la mató;
ella muere debido al deficiente sistema de salud del país, agravado debido al
desfalco realizado por el régimen cachureco, el cual no le permitió acceder a
los tratamientos y medicamentos necesarios para luchar contra su enfermedad.
A quienes compartimos de cerca con Magdalena,
la consternación nos invade. No se trata de una dirigente más, ella es de esas
imprescindibles.
Queremos decirle a su familia que
compartimos su profundo dolor, sabemos el sufrimiento que han llevado no solo
por los peligros de su actividad política, ante los terratenientes y el propio
gobierno que se empeñó en hacer de ella una de los blancos de su odiosa represión
y al mismo tiempo de un enemigo silencioso en su propio cuerpo que terminó con
su vida.
Con el permiso de sus hijos e
hijas, de Omar y demás parientes, queremos recordar a la compañera Magdalena como
el enorme ser humano que fue, pero también como la luchadora ejemplar, la que
olvidaba su dolor, y con su voz serena y dulce sabía transmitir valentía y
optimismo como solo las mejores lideresas saben hacerlo.
Sabemos que el dolor también impera
en el estado anímico de sus compañeros y compañeras en la CNTC. También para
ustedes nuestro abrazo solidario en este último adiós de la entrañable
compañera. Un adiós que no exime su presencia en las luchas que vienen, pues
Magdalena vivirá en cada lucha, en cada sacrificio y en cada victoria. Estamos convencidos que la mejor forma de honrar
su vida y su legado es siguiendo su camino, su ejemplo y su lucha.
Finalmente, para el Partido Socialista de los Trabajadores PST LIT-CI, la
muerte de Magdalena es motivo de enorme dolor, porque ella hizo parte de
nuestro esfuerzo por construir una alternativa política para la clase
trabajadora y por ello la consideramos también nuestra compañera; por todo lo
anterior, junto a todos los parientes, compañeros de lucha y amigos nos
declaramos en duelo.