Por Manuel Santillán
En Honduras,
desde el golpe de Estado, la juventud viene mostrando el camino de cómo se
enfrentan los ataques de una dictadura y sus lacayos. Su principal bastión es
el movimiento estudiantil de la UNAH, pero importante también es la juventud de
secundaria y la barrial, esta última determinante durante la insurrección de
2017. Y es que desde el fraude electoral de 2013, donde los estudiantes de la
UNAH son los primeros en salir a la calle, es la juventud la que ha sido la
vanguardia del movimiento obrero y popular.
Posterior a
esto, con la llegada de JOH a la presidencia de la República, la rectoría
dirigida por Julieta Castellanos se envalentona y lanza ataques dentro del
marco de la Cuarta Reforma. Es así que en años consecutivos entre 2014 a 2017, los estudiantes organizaron masivas
movilizaciones, paralizaciones de los 9 centros regionales de la UNAH, y
construyeron diversos espacios del movimiento estudiantil, como el Comité de
Huelga o el MEU, para resistir la represión de Castellanos y la de la
dictadura. Estas continuas luchas terminaron con la salida abrupta de
Castellanos de la rectoría demostrando que la razón siempre estuvo del lado de
los estudiantes.
Secundaria
también se lanzó a la lucha; importantes han sido sus luchas contra la Jornada
Extendida y contra la Alfabetización forzada. Estas luchas fueron salvajemente
reprimidas por el gobierno, dejando decenas de muertos, donde la más destacada
fue Soad Nicolle. Pese a la represión, la lucha siguió y se terminó derrotando
a ambas medidas del gobierno.
La Universidad
Nacional de Agronomía, UNA, emprendió importantes luchas democráticas y por
mejores condiciones de estudio. En este centro universitario ubicado en
Catacamas se enfrentaron a uno de los principales lugartenientes del dictador,
Marlon Escoto, Ministro de Educación y Rector de la UNA, al mismo tiempo. Este
centro logró algo que parecía imposible: derrocó por medio de la movilización a
un emblemático miembro del Consejo de Ministros de JOH.
Los estudiantes
universitarios garantizaron la caída de Escoto en la UNA y de Julieta en la
UNAH, además que junto a los estudiantes de secundaria han logrado frenar la
privatización de la educación pública. No hay otro sector en el movimiento
obrero y popular que le haya asestado tantas derrotas a la dictadura como lo ha
hecho la juventud. Quienes además de defender la educación, se han sumado
abiertamente a luchar contra la dictadura, y hoy día son la principal
vanguardia del movimiento popular.